Esta foto la tomé desde arriba de una gran piedra en un lugar precioso llamado "La cascada del toro muerto" saliendo de Cura Brochero (Sierras cordobesas)

Recorriendo la montaña observé esto que se me ocurre como una "comunidad de piedras?" Me apasioné con las variedad de formas que tiene!.Tambien corresponden al camino de los artesanos.

El camino de los artesanos - Montaña, cielo y sol Bellos paisajes.

jueves, 26 de noviembre de 2009


ANIVERSARIO de Roberto Fernandez Retamar
Me levanto, aún a oscuras, para llevar aarreglar unas ruedas del auto, que sigue roto.Y al regreso, cuando ya ha brotado el hermoso y cálido día,te asomas a la ventana que da al pasillo de afuera, y me sonríes con tus ojos achinados del amanecer.Poco después, a punto de marcharme para ir a revisar unos papeles,te veo cargando cubos con nuestras hijas,porque hace varios días que no entra agua, y estamos sacando en cubos la poca que haya en la cisterna del edificio.Y aunque tengo ya puesta la guayabera de las reuniones, y en una mano la maleta negra que no debo soltar,ayudo algo, con la otra mano, mientras llega el jeep colorado, que demora poco,y al cabo me arrastra de allí: tú me dices adiós con la mano.Tú me decías adiós con la mano desde este mismo edificio, pero no desde este mismo apartamento;entonces, hace más de veinte años, no podíamos tener uno tan grande como éste de los bajos.El nuestro era pequeño, y desde aquel balcón que no daba a la calle,pero que yo vislumbraba allá al fondo, cuando cruzaba rápido, en las mañanitas frías,hacia las clases innumerables de introducción al universo,desde aquel balcón, allá al fondo, día tras día me decías adiós,metida en tu única bata de casa azul, que iba perdiendo su color como una melodía.Pienso estas cosas, parloteando de otras en el jeep rojoque parece de juguete,porque hoy hace veintidós años que nos casamos,y quizá hasta lo hubiéramos olvidado de no haber llegado las niñas (digo, las muchachas)a la hora del desayuno,con sus lindos papeles pintados,uno con un 22 enorme y (no sé por qué) dos plumas despeluzadas de pavorreal,y sobre todo con la luz de sus sonrisas.¿Y es ésta la mejor manera de celebrar nuestros primeros veintidós años juntos?Seguramente sí; y no sólo porque quizá esta noche iremos al restorán Moscú,donde pediremos caviar negro y vodka, y recordaremos a Moscú y sus amigos,y también a Leningrado, a Bakú, a Ereván;sino sobre todo porque los celebraremos con un día como todos los días de esta vida,de esta vida ya más bien larga, en la que tantas cosas nos han pasado en común:El esplendor de la historia y la muerte de nuestras madres,dos hijas y trabajos y libros y países,el dolor de la separación y la ráfaga de la confianza, del regreso.Uno está en el otro como el calor en la llama,y si no hemos podido hacernos mejores,si no he podido suavizarte no sé qué pena del alma,si no has podido arrancarme el temblor,es de veras porque no hemos podido.Tú no eres la mujer más hermosa del planeta,esa cuyo rostro dura una o dos semanas en una revista de modasy luego se usa para envolver un aguacate o un par de zapatos que llevamos al consolidado;sino que eres como la Danae de Rembrandt que nos deslumbró una tarde inacabable en L`Ermitage, y sigue deslumbrándonos;una mujer ni bella ni fea, ni joven ni vieja, ni gorda ni flaca,una mujer como todas las mujeres y como ella sola,a quien la certidumbre del amor da un dorado inextinguible,y hace que esa mano que se adelanta parecida a un aveesté volando todavía, y vuele siempre, en un aire que ahora respiras tú.Eres eficaz y lúcida como el agua. Aunque sabes muchas cosas de otros países, de otras lenguas, de otros enigmas, perteneces a nuestra tierra tan naturalmente como los arrecifes y las nubes. Y siendo altiva como una princesa de verdad (es decir, de los cuentos), nunca lo parecías más que cuando, en los años de las grandes escaseces, hacías cola ante el restorán, de madrugada, para que las muchachas (entonces, las niñas) comieran mejor,y, serenamente, le disputabas el lugar al hampón y a la deslenguada.Un día como todos los días de esta vida. No pido nada mejor. No quiero nada mejor.Hasta que llegue el día de la muerte.





viernes, 20 de noviembre de 2009

Tiempor sin tiempo M. Benedetti

  • Preciso tiempo necesito ese tiempo que otros dejan abandonado porque les sobra o ya no saben que hacer con él tiempo en blanco en rojo en verde hasta en castaño oscuro no me importa el color cándido tiempo que yo no puedo abrir y cerrar como una puerta tiempo para mirar un árbol un farol para andar por el filo del descanso para pensar qué bien hoy es invierno para morir un poco y nacer enseguida y para darme cuenta y para darme cuerda preciso tiempo el necesario para chapotear unas horas en la vida y para investigar por qué estoy triste y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo tiempo para esconderme en el canto de un gallo y para reaparecer en un relincho y para estar al día para estar a la noche tiempo sin recato y sin reloj vale decir preciso o sea necesito digamos me hace falta tiempo sin tiempo.
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viernes, 13 de noviembre de 2009

VOLVER de M. Hernandez




  1. consumada la vida como el sol, su mirada.No es posible perdernos. Somos plena simiente.Y la muerte ha quedado, con los dos, fecundada.VUELOSólo quien ama vuela. Pero, ¿quién ama tantoque sea como el pájaro más leve y fugitivo?Hundiendo va este odio reinante todo cuantoquisiera remontarse directamente vivo.Amar ... Pero, ¿quién ama? Volar ... Pero, ¿quién vuela?Conquistaré el azul ávido de plumaje,pero el amor, abajo siempre, se desconsuelade no encontrar las alas que da cierto coraje.Un ser ardiente, claro de deseos, alado,quiso ascender, tener la libertad por nido.Quiso olvidar que el hombre se aleja encadenado.Donde faltaban plumas puso valor y olvido.Iba tan alto a veces, que le resplandecíasobre la piel el cielo, bajo la piel el ave.Ser que te confundiste con una alondra un día,te desplomaste otro como el granizo grave.Ya sabes que las vidas de los demás son losascon que tapiarte: cárceles con que tragar la tuya.Pasa, vida, entre cuerpos, entre rejas hermosas.A través de las rejas, libre la sangre afluya.Triste instrumento alegre de vestir; apremiantetubo de apetecer y respirar el fuego.Espada devorada por el uso constante.Cuerpo en cuyo horizonte cerrado me despliego.No volarás. No puedes volar, cuerpo que vagaspor estas galerías donde el aire es mi nudo.Por más que te debatas en ascender, naufragas.No clamarás. El campo sigue desierto y mudo.Los brazos no aletean. Son acaso una colaque el corazón quisiera lanzar al firmamento.La sangre se entristece de debatirse sola.Los ojos vuelven tristes de mal conocimiento.Cada ciudad, dormida, despierta loca, exhalaun silencio de cárcel, de sueño que arde y lluevecomo un élitro ronco de no poder ser ala.El hombre yace. EL cielo se eleva. El aire mueve.